jueves, 30 de junio de 2011

Issei Sagawa

Yo lo he dicho muchas veces,... soy una persona difícil. Hago cosas poco comunes. Pero cuando conoces casos tan raros que ni siquiera los entiendes empiezas a pensar que eres bastante normal.

Os presento a Issei Sagawa... es toda una celebridad para los nipones. Ha aparecido en alguna pelicula porno, hace criticas gastronómicas, es critico de literatura alemana y francesa.

Estudio en Francia y ahí es donde ejecuto su crimen y donde, durante cuatro años, estuvo recluido en la unidad de máxima seguridad de un psiquiátrico parisino, pero las autoridades francesas decidieron que no era a ellas a quienes correspondía correr con los gastos. De manera que lo deportaron a Japón. En la orden de deportación no existía ninguna cláusula que estableciese que Sagawa debía seguir encerrado y, desde su llegada, es un hombre libre.

El 11 de julio de 1981, Issei Sagawa se preparó para hacer realidad su fantasía; había comprado un rifle del calibre 22. Invitó a Renee a cenar en su apartamento y mezcló whisky en el té. Creyendo que el alcohol ayudaría, declaró definitivamente su amor a la joven alemana y trató de llevarla a la cama. Pero ella le rechazó alegando que sólo quería ser su amiga. Sagawa se quedó desconcertado ante la negativa.

Después convenció a su víctima para que leyera en voz alta un libro de poemas, y en un momento de descuido, le disparó en el cuello. Las últimas palabras en vida de Renné quedaron grabadas para siempre.

El caníbal japonés ya había empezado a ejecutar su macabro plan. Después de dispararle practicó necrofilia con su víctima y luego comenzó con su plan de devorarla; desvistió el cadáver y se contentó porque ella no podía negarse ni resistirse. Con un cuchillo le cortó el pezón izquierdo y un pedazo de nariz para comérselos; “Corté por la cadera”, escribe en su libro titulado “En la Niebla”, y luego se preguntó donde debería morder primero. Seleccionó las nalgas aunque después se dió cuenta de que era difícil hincar el diente.

En su novela describe paso a paso su ritual, la apariencia de la carne y su sabor. Describe la consistencia “de maíz amarillo” de la grasa cuando sale por los cortes de la piel; la olió y encontró que no tenía ningún perfume especial. Siguió cortando para encontrar la carne mas profunda y saboreó un par de filetes: “su sabor es de un rico pescado crudo similar al sushi, no he comido nada más delicioso”, se encontraba feliz de haber cumplido su fantasía.

La fama de Sagawa ya había comenzado a crecer cuando estaba encerrado. El prestigioso dramaturgo Kara había iniciado con él una relación epistolar que luego publicó en un libro. Las cartas de Sagawa fueron un éxito de ventas en Japón. Ganó el Premio Akutagawa, la más alta distinción literaria japonesa. Ese suceso editorial dio la certeza de que el público japonés estaba muy interesado en el autoproclamado “padrino del canibalismo”.

Por la misma época, Sagawa también escribió sus memorias tituladas “En la niebla”, donde dedica más de cuarenta páginas a relatar los aspectos culinarios que se sucedieron al asesinato de Renée Hartevelt.

Sagawa actualmente vive en Tokio como si fuera una pequeña celebridad y frecuentemente aparece como comentarista invitado en programas del medio del espectáculo. También escribe revisiones para restaurantes y en 1992 apareció en la película de Hisayasu Sato llamada “Uwakizuma: Chijokuzeme” como voyeurista sadosexual.

Existe una extraña y morbosa complicidad entre el caníbal y la gente, muy criticada fuera de Japón. Se tiene la sensación de que el asesinato se ha transformado en una anécdota divertida, casi una broma de mal gusto que al público le gusta escuchar. De hecho, Sagawa jamás se ha referido a su crimen mostrándose conmovido ni arrepentido. Muchas personas suelen percibir en su gélida manera de hablar el sesudo análisis de quien intenta develar los significados ocultos en una obra de arte.

La utilización de Sagawa por parte de los medios japoneses continúa hasta el día de hoy. Sagawa ha publicado muchos más libros desde entonces, todos ellos relacionados con el canibalismo y en cierto modo, haciendo una clara apología de él.

Él admite que todavía tiene fantasías caníbales pero que ya no desea llevarlas a cabo. Actualmente Sagawa se dedica, además de sus visitas a los estudios de televisión, a pintar y exponer sus obras. En la mayoría de ellas se observan mujeres blancas desnudas, de cuerpos voluptuosos. Dicen que busca la perfección, esmerándose en cada pincelada, y que al terminar cada cuadro, lo contempla en silencio durante horas.

Aviso que las fotos de la autopsia son espeluznantes.






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