domingo, 13 de junio de 2010

EL LECTOR

TEXTO Y DIBUJO EXTRAIDO DEL BLOG DE FAFIMER (Fátima) una gran artista de Fuencaliente de la Palma (Canarias) y continuado por mi.


Espero que os guste.






Había algunos días en los que Joaquín prefería esconder sus piernas bajo la colcha de la abuela y alejarse del mundo. Le encantaba el cocktail: lluvia + poca luz + libros y, como no!, la colcha.


Unos días atrás los vecinos del quinto abrieron una floristería… no tuvieron en cuenta la alergia vocacional jardinera que tenía Joaquín, ni deshecharon por un momento el cantarle a las plantas para hacerlas crecer…


… ¿Qué estará soñando Panocho que apenas mueve los bigotes?


Panocho era similar a su amo; disfrutaba con pequeñas cosas y era narcolépsico. Nunca un gato fue tan activo como Panocho hace varias décadas!! Un semental de bicho, ¡sí señor! Pero claro. en cuanto Joaquín empezó a apropiarse de lo que él consideraba su sofá para lo diurno y lo nocturno, empezó su cambio radical.


Supongo que desde un principio vísteis las mariposas en el dibujo…


Son graciosas, ¿verdad?


Joaquín se evadía tanto leyendo que toda la casa llegaba a respirar sus pensamientos y hacerlos realidad. Hace unos días compró un libro de aventuras. En mitad de la acción de las primeras páginas se vio perdido en un bosque inmeso de color verde centella. En ese momento Panocho se le empezó a acercar y se rozó en su pierna: ¡El minino hizo brotar mariposas de almibar y caramelo de ese nuevo libro de papel reciclado y esquinas roídas.


- ¡Vaya, vaya! exclamó Joaquín


Después de rescatar alguna con sus fauces volvió a los pies de su amo, mirándolo con cara de “yo no he hecho nada”…


¿Qué hizo Joaquín con Panocho?




MI PARTE


Joaquín se enojó con Panocho al ver como rescataba a alguna de las mariposas. El deseaba verlas volar con la libertad que el anhelaba.


Panocho fue desterrado por su amo a un rincón de la habitación y, a cada paso que daba, se iba formando a su alrededor el escenario de la selva en la que se adentraba la imaginación de Joaquín.


Todo empezó a cambiar. La lámpara que iluminaba la novela eran rallos del sol que se adentraba a través de los monumentales árboles que tenía a su alrededor. Lo que Joaquín no sabía era que el cielo que no podía ver por la espesura de los árboles se estaba volviendo tan negro que daba miedo.


Panocho, al igual que el resto de animales, se resguardó debajo de la mesa, mesa que a ojos de Joaquín era una cueva oscura y fría y se preguntaba por qué Panocho había ido a esconderse ahí.


No tuvo que preguntárselo mucho porque al instante empezó a diluviar, tanto como no había visto en su vida y tuvo que ponerse en marcha para buscar un lugar en el que resguardarse puesto que en la cueva de Panocho ya había una gran cantidad de ciervos, pájaros... y por supuesto Panocho que campaba a sus anchas y no quedaba el suficiente sitio para un humano.


Joaquín corrió y corrió hasta lograr encontrar una cueva del tamaño de un hombre y allí permaneció durante horas entumecido y viendo como el agua chapoteaba en los charcos. 


 


¿ALGUIEN QUIERE CONTINUAR?

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